
El New York Times ha publicado un reportaje titulado Between Obama and the Press, que me ha motivado a continuar la serie sobre las interioridades de la más exitosa campaña presidencial de los Estados Unidos. El éxito de la campaña del presidente electo Barack Obama estuvo fundamentado, adicionalmente a sus condiciones personales y al nivel de su organización, en sus relaciones con la prensa.
Por primera vez en la historia norteamericana, un presidente es electo sin haber ofrecido una sola entrevista al prestigioso diario The Washington Post. La razón fue novedosa: Este diario, al igual que muchos periódicos tradicionales, ha ido reduciendo su nivel de influencia, y por eso, la campaña de Obama decidió maximizar su presencia a través de nuevas vías: correos electrónicos, páginas webs, blogs, videos en línea y envíos de mensajes de texto.
Lealtad, agresividad y discreción fueron las características del equipo de comunicaciones de Obama. Como dice, Robert Gibbs, el futuro Secretario de Prensa de la Casa Blanca y uno de los integrantes del entorno de Obama, «keep things in the family. We all believe this is isn’t about us, it’s about something bigger than us as individuals. And that governed our ability to keep information to ourselves».
Las comunicaciones de Obama se caracterizaron por ser «a prueba de filtraciones». Probablemente porque el entorno de Obama, o la «bubble» o burbúja (como le dice el reportaje) para la toma de decisiones era muy reducido. Apenas cinco personas. Esto le permitía mantener un control estricto sobre la información. De la campaña, solo se escuchaba una sola voz, con un mensaje preciso y solo cuando ellos querían emitirlo.
Durante la transición (hasta el 20 de enero), el propio presidente electo Obama ha reconocido que no es tan fácil mantener las cosas en absoluta discreción. Las filtraciones de los nombramientos a puestos en el Gabinete es la mejor demostración de ello. Esto se debe a que ya otras personas y otras entidades (como el FBI, agencias del gobierno, etc) intervienen en la revisión previa de los perfiles de los posibles candidatos. «The transition involves an awful lot of people who don’t actually work for me», ha dicho Obama.
El equipo de Comunicaciones de Obama quiere mantener la misma disciplina de la campaña en la Casa Blanca: lealtad, agresividad y discreción. No será fácil mantenerla. Gobernar es muy diferente a estar en campaña, por las complejidades que esta ardua tarea entraña. A parte de Obama, el rostro del gobierno, lo será Gibbs, quien ocupará el «trabajo del podium» o «el podium job», que representa enfrentar todos los días los bombardeos y cuestionamientos de la prensa sobre cualquier actividad o decisión del presidente de Estados Unidos de América. El reportaje del New York Times ofrece detalles importantes sobre esta posición pública. Les invito a leerlo aquí.
(Nota curiosa: El puesto de Secretario de Prensa es uno de los más importantes en el gobierno, y le obliga a estar enterado de todo. La actual Secretaria de Prensa, Dana Perino, ha afirmado para el mismo reportaje del New York Times, que se levanta todos los días a las 4:15am, y que le toma mucho tiempo volver a respirar normalmente, después que sale de cada una de las sesiones de preguntas en la Casa Blanca, por el alto grado de presión a que está sometida).
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