Dice el refranero político, que el tiempo es el mejor aliado de los políticos. Totalmente cierto, si juzgamos lo que ha ocurrido en Francia en donde Segolene Royal, quien fue la candidata presidencial del Partido Socialista que perdió ante Nicolás Sarkozy, y desde entonces, la tuvo difícil para mantener su liderazgo, al extremo de que su pareja, François Hollande, quien era el hombre de la maquinaria política, le ganó la contienda electoral y es hoy el presidente de Francia. Desde que Hollande llegó a la presidencia de Francia, Royal ha estado en el más bajo perfil de su carrera política, hasta que las urnas le pasaron factura a Hollande en las pasadas elecciones municipales, y Hollande reformuló el gobierno, entrando nada más y nada menos que a Segolene Royal, como ministra de energía y minas. Extraordinaria lección.
El otro caso es el de Jeb Bush, en Estados Unidos. Miembro de la Familia Bush. Su padre y hermano han sido presidentes. Todos los ojos sobre sus pasos para ver si también decide ser candidato presidencial del Partido Republicano. No dudo que no lo sea en el futuro, pero lejos de llevarse de la pasión y de la emoción, ha mandado señales claras de que se tomará su tiempo para reflexionar. La política, a veces, en Estados Unidos, es muy parecida al circo romano. Jeb Bush lo sabe. Ha sido Gobernador de Florida. Por ello, ha dicho que quiere evitar que su potencial candidatura convierta la lucha política en un «vórtice de una pelea de barro». Extraordinaria lección.
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