La contrarrevolución egipcia
17 Ago
Vía Guerra Eterna, leo este interesante trabajo de Adam Shatz titulado la Contrarrevolución egipcia en el que pone el dedo sobre la llaga. Lo que fue la primavera árabe que trajo los vientos de democracia con la salida de Hosni Mubarak, y que recuperó la esencia de la democracia con la elección de Mohamed Morsi, está enterrada en Cairo, por quienes debieron defenderla: El Ejército.
Dice Shatz:
“Ante cada revés sufrido tras el derrocamiento de Mubarak, las fuerzas revolucionarias de Egipto han respondido con un mantra tranquilizador: “la revolución es un proceso”. Pero también la contrarrevolución, que parece haberse impuesto en un futuro previsible. Ha ganado no sólo porque el Ejército y los feloul (los restos del antiguo régimen) tenían fuerzas superiores a su disposición, sino porque contaban con unos objetivos claros, algo de lo que los revolucionarios sin líderes carecían.
La revolución ha sido un “proceso” en el sentido de un acontecimiento de los años 60, una conjunción de fuerzas diferentes, a veces enfrentadas, que compartían el escenario hasta irse cada una por su lado tras el derrocamiento de Mubarak. Mientras se acusaban mutuamente de traicionar la revolución, tanto los liberales como los islamistas intentaron en diferentes momentos llegar a acuerdos con el Ejército, como si este fuera una fuerza neutral, como si el pueblo y el Ejército fueran realmente “una sola mano”, como la gente había coreado en la plaza Tahrir. Ninguno de ellos tenía la crueldad, o la tendencia a derramar la sangre, de Jomeini, que comenzó a decapitar al Ejército del sha tan pronto como llegó al poder.
Mientras el antiguo régimen recuperaba su poder, los revolucionarios egipcios confundieron su creencia en la revolución con la existencia misma de una revolución. En el momento en que Abdel Fatttah al-Sisi se hizo con el poder el 3 de julio, la revolución sólo existía en su imaginación.”
Continuaré dando seguimiento a este proceso.
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